Pisarnos la Cola: Deconstrucción fagocitada.




El último tiempo ha venido dando vueltas en mi, de manera insistente, reflexiones personales que se exaltan políticamente desde el momento en que siento el deseo y el deber de contribuir a los debates sobre diversidad y disidencia sexual. Aquellos paradigmas configuran en mi una identidad determinada no sólo por los aspectos relacionados a mi sexualidad, sino que además es una identidad vinculada a mi contexto histórico, geopolítico, socioeconómico, etc. 
Quiero hablar desde mi realidad para exponer situaciones que son más peligrosas de lo que parecen. No quiero iluminar, sino tan solo proponer. Quiero hablarle a mis compañerxs en la causa, y no solo hablar: quiero interpelar, cuestionar, visibilizar, dar cuentas y reflejar acerca de esto que he llamado la "Deconstrucción Fagocitada". 

I. El inicio de la cuestión

Camino por Santiago de Chile una tarde en temporada estival. En una vereda por ahí cerca del Bellas Artes, diviso un joven de aproximadamente 25 años. Lleva cartera negra de cuero, una chaqueta negra ajustada a su cuerpo, camisa vintage animal print, pantalones abombachados bajo la rodilla, zapatos con plataforma negros y brillantes. Para decorar, un sobrerito de alas, lentes de sol circulares.
Camina hacia la estación Mapocho, lugar en donde se realizará un evento único, emocionante, multitudinario y deconstruído: La ExpoDiversidad. Ya lo anuncia la web oficial del evento: Defile de Drag Queens (y batalla entre sus participantes, por supuesto), Elección del próximo y muy varonil Mister Gay, hombres bailando en tacos altos, la mejor música electrónica como la que se han bailado en esos carretes en búsqueda de sus llegar y llevar, y los más deliciosos Food Trucks con sushi gourmet, waffles gourmet, comida vegana gourmet, a precios dignos de la comida importada de vanguardia. 

Otro día observé un documental de la cultura Ball. Esa que todos amamos porque, claramente: Que más rupturista que un hombre vestido de mujer. Por allá en los marginales barrios de El Bronx, Brooklyn entre la decada del ochenta y el noventa, chicos negros, homosexuales y transexuales jugaban por breves momentos a ser mujeres lindas, blancas, vestidas como lo hace la élite neoliberal. "Por un momento puedo ser rica y poderosa. Puedo ser delgada y bonita", señalan. Así es: Por un momento haces deseable aquello que te oprime como mujer trans, negra y pobre. 
Y entre trans negras y pobres, realizaban enfrentamientos entre ellas. Ganaba la que demostraba tener un mejor cuerpo, mejor clase y mejor estilo que la otra. Y no era burla ni parodia: Honestamente era el deseo de vivir según los canones de una sociedad heteronormada, superficial, comercial, acelerada y marginadora.

Volví en mi mente a la ExpoDiversidad: Duelos de Drags, Campañas de hombres viriles y esculpidos, comida neoyorkina y asistentes trajeados según las pasarelas parisinas y norteamericanas. Y todos nos asumíamos deconstruídos según los léxicos posmodernistas. Alzábamos la bandera de colores y gritábamos por matrimonio en las marchas y así, en cada evento, nos observabamos entre nosotros únicos y diferentes, aunque sospechosamente cada uno fuera la fotocopia del otro, impreso en H&M, Zara, en alguna barbería Venezolana, en algún gimnasio 24 hrs. Cada uno fue la deconstruída copia original y auténtica del otro, en cómodas cuotas y bajo la inconsecuencia más absoluta. 

Algo no está bien, dije, y comencé a escribir.

II. Modelos estéticos Hegemónicos

"Los modelos estéticos son estereotipos somáticos ideales construidos socialmente, y que se transforman según la época y la cultura. Se construyen basándose en el ideal de «el cuerpo bello». Tales estereotipos o modelos estéticos son construcciones socio-culturales atravesadas por categorías étnico-raciales de clase y de género".  (Ortiz Piedrahíta, 2013).

Los modelos estéticos son construcciones sociales. La estética, en este sentido, se asume como una expresión que da cuenta y produce identidades. Estamos hablando de lo político de la estética y la estética de lo político: Aquella relación que hay entre las experiencias estéticas y la realidad sensible. Mientras tanto, las identidades se entienden como consecuencia fluída de las interacciones sociales que cambian con los tiempos. Estas aparecen "como una adscripción ‘fluida’ que se genera en la interacción social, y no como una sustancia estable”. (Altamirano, 2002: 131). Pero además la identidad tiene que ver con "una noción de nosotros mismos, en función o en comparación con otros que no son como nosotros […], que no tienen ni las mismas costumbres, hábitos, valores, tradiciones o normas" (Castellón y Araos, 1999).

Esta última definición de identidad es clave para comprender que en un sistema cultural como el actual, el proceso de conformación de la identidad considera una relación con la alteridad, una relación con el otro. Relación que es muchas veces ocupada en favor de sistemas de dominación. Es una idea que toma fuerza política en américa desde el período de conquista, desde lo racial por sobre todo. 

"En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la conquista. La posterior constitución de Europa como nueva id-entidad después de América y la expansión del colonialismo europeo sobre el resto del mundo, llevaron a la elaboración de la perspectiva eurocéntrica de conocimiento y con ella a la elaboración teórica de la idea de raza como naturalización de esas relaciones coloniales de dominación entre europeos y no-europeos" (Quijano, 2000).
 Pero así mismo han existido en la historia, múltiples relaciones de dominación entre una identidad dominadora y otra dominada pero a la vez resistente, relaciones que son además perfectamente atribuíbles a nuestra realidad: La diversidad y disidencia sexual.

II.1 Modelos hegemónicos en la comunidad queer.

Es innegable la existencia de discursos patriarcales dentro de la llamada diversidad sexual. Por ello, últimamente se ha alzado con fuerza el concepto de disidencia sexual dentro del movimiento. Lo disidente, englobado en lo "Queer", será entendido como para efectos de este ensayo como: "sexualidad disidente, como subversión de género, contendría todas las manifestaciones sexuales no normativas que impliquen la libertad del individuo abyecto" (Saxe, 2016).

Cuando existe el alzamiento de estas pancartas políticas corpóreas, es difícil negar que existe una alteridad que crea una norma. Dicho de otra forma, ante manifestaciones normativas, se levantan las no normativas. Este hecho, nos trae a colación el hecho de que la identidad queer nace para enfrentar normas dentro del espacio de la diversidad, cuando esta ya no pudo hacerse invisible.

En esto, el mercado, la publicidad, las redes sociales, la sociedad del espectáculo y los valores del relato posmoderno son fundamentales, puesto a que es clásico que el poder busque alternativas comerciables y aceptables cuando lo diverso ya no se puede invisibilizar. Es cosa de ver la publicidad de compañías como WOM, que insisten en mostrarnos una imagen progresista a través de modelos fieles a los que uno esperaría de una página pornográfica. Me doy el tiempo, y espero ustedes, de desglosar  los factores que enumero en primera línea del párrafo.


II.1.1  El rol del mercado y la publicidad.

"Construir cuerpo-imagen es realizar un montaje de mercancías, formatos disciplinarios, estéticos, dietéticos, médicos, sicológicos, recreativos, de relación con las mercancías, los lugares y las personas. El placer es el intento y el goce efímero de atrapar aquellos indicadores, signos, que hacen del cuerpo una corporalidad deseable" (Sevilla, S/F)
Dentro de las dinámicas de la sociedad del consumo, es fundamental que el poder que ejercía el estado moderno uniformando a los individuos según valores de igualdad, haya sido reemplazado por el valor de la individualización conseguida mediante la búsqueda de la diferencia. Este valor respondió al placer libidinal del consumo, y ha sido el principal eje de dominación por parte de las transnacionales, entendidas como entes concentradores del poder tras la difuminación de las fronteras del estado-nación luego de los procesos de globalización.
Los cuerpos son entonces sometidos a esta búsqueda de la diferencia mediante lo que es servil al mercado y al poder. No importa ser homosexual, mientras lo seas según la norma. Para ello, el mercado, a través de la publicidad, ha fijado modelos y parámetros que se visibilizan como rostros de aquello que pretenden representar. Como se cita anteriormente, son formatos disciplinarios que mantienen en movimiento la gran lógica del consumo como medio de acumulación de riquezas, al mismo tiempo que se mantienen los preceptos culturales ligados a la heteronorma, el patriarcado, la hegemonía de clases y razas. Las imágenes expuestas son cuerpos que no cuestionan la norma, que se muestran como una transgresión en apariencia, que en el fondo está permitida porque sigue siendo beneficiosa para el poder. Por ejemplo, lesbianas servibles a la excitación visual masculina, homosexuales de cuerpos masculinizados para que "no se note" lo cola.

III.1.2 Las redes sociales, la sociedad del espectáculo y posmodernidad en cuestión.

"Las vedettes existen para representar diferentes estilos de vida y de comprensión de la sociedad, libres de ejercerse globalmente. Encarnan el resultado inaccesible del trabajo social, remedando subproductos de este trabajo que son mágicamente transferidos por encima de él como su finalidad: el poder y las vacaciones, la decisión y el consumo que están al principio y al final de un proceso indiscutido. Allí, es el poder gubernamental quien se personaliza en seudo-vedette; aquí es la vedette del consumo quien se hace plebiscitar como seudo-poder sobre lo vivido. Pero así como las actividades de la vedette no son realmente globales, tampoco son variadas". (Debord, 1967).
 En general, la sociedad del espectáculo y las redes sociales como expresión de esta no son más que la difusión de las dinámicas que el mercado puede instalar sobre nosotros. La llegada de plataformas como instagram o youtube, no son sólo la posibilidad de comunicación en masa sino además de la erección de modelos dominantes que funcionan más bien como marionetas de los patrones del poder. Es así como han surgido categorías como el "Influencer", que influyen sobre estilos de vida y son asumidos como expertos mediáticos.

A su vez, la masificación de plataformas como Grindr, o Tinder, son la máxima expresión de la desechabilidad de los cuerpos, ya sea por la expresa voluntad de consumir cuerpos sin responsabilidad afectiva, o bien por la falta de mecanismos para establecer relaciones amorosas satisfactorias producto del mismo ritmo de vida impuesto por la sociedad posmoderna. En este sentido, por mencionar un ejemplo, la muerte del amor romántico ha tenido su correlato en el surgimiento del amor libre, poliamor, entre otros, sin reparar aún que en la práctica estas dinámicas solo reproducen la lógica del consumo, ya que si bien, el discurso representa valores que deconstruyen ciertas dimensiones negativas del amor romántico, no entregan una salida alejada de patrones de dominación, cosificación y desechabilidad.
Esta cultura posmoderna global, que es, sin embargo, norteamericana, es la expresión  interna y superestructural de un nuevo momento de dominación militar y económica de los Estados Unidos en todo el mundo: en este sentido, como ha sucedido en toda la historia dividida en clases, el re- verso de la cultura es la sangre, la tortura, la muerte y el horror” (Jameson, 1984). 
El relato posmoderno podría entenderse como la máxima expresión de una nueva totalización, en contradicción a sus propios principios. Los valores del neoliberalismo están de alguna forma amparados por un relato que hace alusión a la muerte de los decursos históricos revolucionarios.

La propuesta posmoderna, a grandes rasgos, fundamenta su disquisición lógica–discursiva en dos postulados: la irracionalidad de la razón y la deslegitimación de la revolución. El primero ingenuamente descarta a la razón en sí, no pondera su "fuerza" liberadora, mientras que el segundo renuncia abiertamente a la lucha por la transformación social. (Martínez Andrade, 2009).

III. El problema de la fagocitosis en la comunidad

"A pesar de la desproporcionalidad en cuanto a la representación mediática de esta belleza, los tonos de piel «oscuros», los labios con volumen y el cabello afro también son considerados bellos, originales y sensuales, sin embargo, parecería que el tipo de cuerpo esbelto y los rasgos predominantemente caucásicos constituye el canon compartido por ambos modelos estéticos. A pesar que el modelo estético blanco sea solo uno de los diversos estereotipos disponibles en la sociedad, es a partir de este que se establece una jerarquía y se evalúan los demás"  (Hunter, 2002; Cunin, 2003; Schucman, 2012; citados en Ortiz Piedrahíta, 2013). 
La cita anterior se refiere a una explicación sobre cómo los cánones de belleza de la población negra han sido aceptados sólo desde el modelo que más se asemeje y menos transgreda el canon hegemónico del cuerpo blanco.

Esto, en la comunidad LGTBQ+ se ha manifestado de formas similares al fijar patrones de belleza estéticamente similares a los que han sido previamente aceptados por el modelo. El homosexual musculoso, esbelto y caucásico, el hombre negro de belleza exótica y de amplias cualidades sexuales, la mujer lesbiana que sigue expresando deseos heterosexuales y siendo objeto de consumo para el hombre, la transexualidad visibilizada sólo mediante el travestismo, son todas trampas que siguen estableciendo jerarquías y control sobre las identidades disidentes, que escapan a los modelos propuestos por los medios masivos de comunicación.

Ya hemos todos sido participes de los cuestionamientos hacia MOVILH, por representar patrones excluyentes y exclusivos de diversidad que solo son prácticos para quienes se asumen líderes de nuestras sexualidades.

El problema principal, está en que la deconstrucción del patriarcado y la heteronorma se torna inconsistente cuando en la práctica seguimos consumiendo estos modelos. Preguntarse cosas como ¿Por qué se sigue sobrevalorando la imagen de un hombre fornido y masculinizado ante otras corporalidades?  ¿Por qué el Drag incluye dinámicas de competitividad y hace deseable lo ostentoso, arribista o estilizado bajo el canon de belleza tradicional?

Habría que cuestionarse sobre lo que produce en estos términos una suerte de "homonormatividad" mediante la estandarización del ser "queer". El "gay" de ropa exclusiva, de barrio Lastarria, el de gimnasio, de discotheque y Dark Rooms como formas únicas de esparcimiento; vendrían siendo maneras de poder libidinal, puesto a que es válido reconocer que en el diario vivir, esas prácticas entregan estatus a quienes las practican, ya sea por autocomplacencia o por reconocimiento social. 

... y más aún... Preguntarse, ¿Por qué se sigue consumiendo, promoviendo, difundiendo?

IV. Conclusiones Finales

El objetivo de este ensayo no será moralizar.
El objetivo es plantearme como un elemento de disenso ante una realidad sensible que me parece necesaria de visibilizar.
Creo que la deconstrucción llegará el día en que no existan jerarquías programadas para nuestrxs cuerpxs. El día en que, así como el feminismo nos aportó el concepto de sororidad, la comunidad LGTBQ+ pueda encontrar alguna forma de expresar hermandad y no discordia, ni represión, ni competitividad. El día en que comprendamos que el enemigo nos quiere consumidores, volubles e irreflexivxs.

y ante todo, pretendo incomodar.
















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